jueves, 19 de abril de 2012
¡Mec, mec!
Hola. Soy tu lista de cosas impensables. La pensión impagada de tus abuelos, tu carrera a medias por falta de dinero, tu coche abandonado, el incómodo corralito, el fin del euro, la Visa en urgencias, el embargo de tu piso, tus noches amortiguando el llanto con la almohada. Anda ya. Qué exageración. ¡Eso cómo va a ser! Es. Vamos de paseo en bicicleta y se nos ha ido un poquito la mano pedaleando y vaya mala suerte, vamos hacia un precipicio cuesta abajo a toda velocidad. O nos tiramos o seguimos pedaleando hacia el barranco. Pues lo de tirarse de la bici era una opción... antes. Ahora estamos pedaleando en el aire como el Coyote cuando perseguía al Correcaminos. Pero no pasa nada, que podemos seguir pedaleando, fingiendo que vamos bien hasta que toquemos el suelo. Si no miras abajo, no hay problema. Pero aquí sigo, siendo impensable por la gran mayoría. "¡Ya harán algo!". A día de hoy podemos contar entre las grandes medidas adoptadas soplar muy fuerte para ver si la bicicleta vuelve hacia atrás y nos ahorramos el despeñarnos. Otros proponen que mejor giremos mucho mucho mucho el cuello para convencernos de que no es una grandísima caída sino un ascenso brutal. Pero desde una bici precipitándose lo único que se percibe es que el aire viene de abajo y no de frente, así que se puede vivir a espaldas de todo. Y mejor así, porque ya poco arreglo tiene. Soy tu lista de cosas impensables y solo venía a recordarte que sigo aquí.
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