sábado, 12 de mayo de 2012

Autoengaño

A veces me resisto a la evidencia por lo doloroso que va a ser para algunos. No me entra en la cabeza que haya gente tan ciega y cerrada, a pesar de estar cayendose por un precipicio. El periodismo ha vuelto a morir, como muere cientos de veces cada día, con la portada de La Razón. Todos sabemos a cual me refiero, a esa a la que ni GARA se hubiera atrevido. Desde ese asqueroso panfleto de fascistas insisten en que es buen periodismo, a pesar de estar muy cerca del "ETA, mátalos" de los noventa. Tampoco puedo entender los miles de insultos hacia los manifestantes, en Twitter. Quizá sea la única manera de escapar a la realidad que tienen, que sea un autoengaño. Salir del autoengaño debe darles pánico. Hay que romper ese autoengaño, deben sentir el dolor de la calle. Y qué mejor manera que celebrar que esto progrese hacia la inevitable quiebra a la que el gobierno nos ha orientado. Nuestro sistema financiero está quebrado y el gobierno quiere encadenarse a su destino, pues es la oportunidad de que todo autoengaño se torne insostenible. Y me da igual todo el dolor que haya que pasar, quiero, necesito que el autoengaño sea insostenible, porque así al menos los españoles que nazcan por encima de 2050 podrán tener futuro. Un país lleno de ciegos e idiotas no tiene futuro por muy bien que vaya su economía y por muchos periódicos que se vendan.