miércoles, 8 de abril de 2015

La barca de Caronte

Enhorabuena, España. Unos años después, ya no estás quebrada. No es porque no lo estés, sino porque han prohibido las quiebras. El trato es el siguiente: los españoles que trabajen, lo harán en condiciones de esclavitud; los que no, quedarán a su suerte... pero no quebraréis. Imprimiremos el dinero que haga falta para evitarlo y mantendremos así, mientras se pueda, la tasa de ganancia. España no puede quebrar, no debe quebrar y no va a quebrar. Porque sino quebraría la gran empresa. Ya hemos inventado el ventilador mecánico de las finanzas. Lo único (lo único) que puede echarlo todo a perder es que alguien, en alguna parte, deje de fingir que el paciente sigue vivo. Si el gran capital se mueve un milímetro de la negación, este desaparecerá. Yo no miro y tu no quiebras. Tu no quiebras y yo puedo seguir con este agradable paseo por la laguna Estigia con mi novia.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Optimismo para España: cuanto peor, mejor.

Ya hace casi tres años desde que quebró España y desde entonces siguen intentando evitar que se evidencie entre trucos contables y trampas al solitario. Los ciudadanos españoles tienen mucho en común con los espectadores de El Sexto Sentido: unos se van a enterar de golpe y a otros ya les habían contado la película. El partido en el gobierno es una organización criminal y el BOE es pura violencia que chorrea sangre cada fin de semana. La situación no podría ser peor. ¿Qué esperanza puede haber? (sin ánimo de hacer humor con la delincuente que presidió la Comunidad de Madrid). ¿Cómo puede quedar algo de optimismo en un país que está perfectamente orientado hacia el desastre social?

La desconexión de la casta política con el ciudadano de a pie es el gran problema de España, y es lógico en un país que no es una democracia de verdad. Pero paradójicamente será lo que de paso a la verdadera transición. Dentro de casi todas las instituciones del Estado hay dirigentes que muestran claros signos de sufrir un trastorno antisocial de la personalidad. Estamos hablando de auténticos psicópatas, incapaces de sentir remordimiento o culpa por sus acciones, por brutales que nos parezcan. Ambas cosas son un cóctel que está costando vidas, pero que tarde o temprano se les irá de las manos por las propias limitaciones que tienen para percibir la realidad tal cual es. No se van a ir, van a ser arrasados.

El ciudadano español medio, que por primera vez en generaciones ha comprendido que las decisiones políticas le afectan directamente, ha dejado de dar cheques en blanco. Aún no se interesa por leer un programa electoral, pero es importante reconocer el cambio. Los euros, los verdaderos votos, también han dejado de invertirse alegremente porque ahora se exige conocer en profundidad cada producto. Se acabaron las estafas. La gente, con su voto y su dinero, está exigiendo total transparencia... y la tendrá, porque de lo contrario colapsarán el sistema político y el sistema económico. El cambio hacia la transparencia se hará sí o sí.

Los enormes fallos de comunicación del gobierno criminal que preside Mariano Rajoy, fruto de la incapacidad de captar la realidad, pone en evidencia los objetivos que persigue. Quizás pocos se han dado cuenta, pero el ciudadano medio ha aceptado dócilmente bajar su nivel de vida. Lo que le levanta del sofá no es tener que trabajar más por menos, sino la desigualdad en el reparto de los sacrificios. El ciudano medio entiende (erróneamente) los recortes más brutales como necesarios, pero no es capaz de soportar el insulto diario y gratuíto. Los argumentos del gobierno son claramente ofensivos y, aun siendo evitables, los pone sobre la mesa porque subestima a los ciudadanos. Este es el fallo de percepción que les llevará a la tumba, quién sabe si literalmente. Podrían haber hecho descender los salarios un 20% (como era objetivo del gobierno desde un primer momento) sin necesidad de hacer sentir estúpido al ciudadano. Cuando se dice que nos toman por idiotas, no se exagera en absoluto.

La percepción también está distorsionada por parte del ciudadano, que aprovecha la crisis para calibrar entre lo necesario y lo superfluo en cada elección. Cuando terminemos de tenerlo claro, a nadie quepa duda de que seremos un país mucho más rico. A finales de esta década, no quedará un sólo español que meta la pata a la hora de ubicarse entre clases sociales. El fin del crédito barato nos sacará, como está haciendo, del delirio colectivo. Y empezaremos a tomar las decisiones adecuadas, o al menos decisiones menos equivocadas.

El mundo económico también pondrá su parte en el cambio radical que va a dar España, aunque sea de manera dolorosa. "Los mercados" vapulean a España porque es evidente que no podemos pagar la deuda. Harán negocio especulando porque es la única manera de hacer una inversión rentable en España en este momento. Las inversiones a largo plazo requieren de estabilidad política y seguridad jurídica. ¿Quién en su sano juicio pondría un euro en un país en el que el 70% de su población espera un estallido social? Los mercados están pidiendo a gritos previsibilidad, y el gobierno le ofrece la estabilidad de las dictaduras para no tener que desmontar el chiringuito. No servirá por el simple hecho de que la gente no es tonta. ¿Y qué seguridad jurídica tiene un país sin separación de poderes? Tarde o temprano, impuesto o no, el poder judicial tendrá que ser independiente del ejecutivo si España quiere atraer inversiones.

Cada vez está más cerca el gran cambio económico que supone incluir en el cálculo del desarrollo de los países el bienestar social, bajando del pedestal al todopoderoso PIB. Aquí aún no se ve, pero en este momento hay países que macroeconómicamente son el sueño de España, pero a nivel de calle es un infierno. Esto es porque el PIB no refleja el bienestar de los ciudadanos, símplemente es un indicador de lo que produce el país.

Probablemente sea imposible que España logre tocar el cielo sin haber pasado por el infierno. Los pacientes que sobreviven al cáncer tienen muy presente esto: disfrutan la vida mucho más, después de haber pasado meses o años sufriendo. La casta política es el verdadero origen de la crisis, y tenemos que asimilar que es nuestro tumor. Imagínense que son ustedes los que reciben el diagnóstico, y que además de ofrecerle todos los tratamientos probados en otras partes del mundo, le comentan que es áltamente probable que su tumor termine extinguiéndose por su propia voracidad. Pues es exactamente lo mismo. España país tiene un cáncer que está creciendo tan rápidamente que terinará colapsando sobre si mismo aunque no seamos capaces de extirparlo antes. 

Y eso son buenas noticias.





domingo, 15 de julio de 2012

La marca España

Esta semana nuestro independiente y carismático presidente de gobierno ha querido reforzar lo que llamamos marca España. Como no queda muy claro qué supone ese sello voy a intentar explicar su esencia en este humilde blog. La marca España es un cubo de vómito, lleno hasta el borde, de un drogadicto caquéxico a pocos días de morir. Es una metáfora desagradable, pero muy apropiada (soy un poeta). El drogadicto caquéxico es España y su vómito son los productos Made in Spain. No me refiero a las cosas que exportamos, sino a todo lo que venga de ese drogadicto que se arrastra cada día rogando una jeringa cargada: su parrilla televisiva, sus periódicos, sus telediarios, su atención al público, su civismo. Y a la vez que yonkis moribundos, somos cucarachas sin saberlo, porque nos encanta chapotear orgullosos en ese enorme cubo de vómito con tropezones que hemos conseguido llenar hasta arriba arrojando lo que ya ni nos sale del cuerpo. Esa es la marca España. Y ahora, el golpista Rajoy, intenta vender fuera nuestro "gazpacho", y el mundo le mira entre asombrado y ofendido, porque a nadie sienta bien que le tomen por gilipollas.

sábado, 23 de junio de 2012

Viva España

Necesito que alguien me oriente sobre dónde puede uno recoger el dinero que dan por poner una bandera de España en el balcón, porque esto se lo paga alguien ¿no? Debe ser, porque no puedo imaginar, ni de lejos, que la gente lo haga gratis, y menos en el mes en el que ha quedado demostrado que somos el país más ridículo del mundo. Hasta Uganda se ha reído del no rescate que no necesitamos después de haber quebrado una nación de 47 millones de personas porque consiguieron hacernos creer que podíamos convertir ladrillos en dinero. Somos tontos del copón. Me dicen que lo de las banderas es por el fútbol... ahora lo entiendo menos. En el año en el que más nos han subido los impuestos para salvar a los bancos, colgamos banderitas en honor a una Selección a la que (precisamente España) va a perdonar casi 20 millones de euros en impuestos. Estamos pagando otra fiesta a la que no hemos sido invitados y encima lo celebramos. Vamos, que eso de "hemos ganado" no es ya ni una metáfora, es una meada en la boca de todos los españoles, con pedo incluído. Hemos demostrado en innumerables ocasiones que como pueblo, un pueblo que lo tuvo todo para convertirse en uno de los países más prosperos del mundo, estamos condenados a la miseria. Es un país para llorar de pena. Somos pasajeros del Titanic riéndonos de los que quedaron en tierra. ¡Vamos todos a reirnos de los franceses, de sus guiñoles que se burlan de nuestros deportistas que no pagan impuestos y de esa tradición tan cerrada que tienen ellos de jubilarse 7 años antes que nosotros! Todavía seguimos celebrando ¡CELEBRANDO! cada 2 de mayo que en el siglo XIX echamos a un reformista francés para traer de vuelta a un español absolutista.

sábado, 12 de mayo de 2012

Autoengaño

A veces me resisto a la evidencia por lo doloroso que va a ser para algunos. No me entra en la cabeza que haya gente tan ciega y cerrada, a pesar de estar cayendose por un precipicio. El periodismo ha vuelto a morir, como muere cientos de veces cada día, con la portada de La Razón. Todos sabemos a cual me refiero, a esa a la que ni GARA se hubiera atrevido. Desde ese asqueroso panfleto de fascistas insisten en que es buen periodismo, a pesar de estar muy cerca del "ETA, mátalos" de los noventa. Tampoco puedo entender los miles de insultos hacia los manifestantes, en Twitter. Quizá sea la única manera de escapar a la realidad que tienen, que sea un autoengaño. Salir del autoengaño debe darles pánico. Hay que romper ese autoengaño, deben sentir el dolor de la calle. Y qué mejor manera que celebrar que esto progrese hacia la inevitable quiebra a la que el gobierno nos ha orientado. Nuestro sistema financiero está quebrado y el gobierno quiere encadenarse a su destino, pues es la oportunidad de que todo autoengaño se torne insostenible. Y me da igual todo el dolor que haya que pasar, quiero, necesito que el autoengaño sea insostenible, porque así al menos los españoles que nazcan por encima de 2050 podrán tener futuro. Un país lleno de ciegos e idiotas no tiene futuro por muy bien que vaya su economía y por muchos periódicos que se vendan.

jueves, 19 de abril de 2012

¡Mec, mec!

Hola. Soy tu lista de cosas impensables. La pensión impagada de tus abuelos, tu carrera a medias por falta de dinero, tu coche abandonado, el incómodo corralito, el fin del euro, la Visa en urgencias, el embargo de tu piso, tus noches amortiguando el llanto con la almohada. Anda ya. Qué exageración. ¡Eso cómo va a ser! Es. Vamos de paseo en bicicleta y se nos ha ido un poquito la mano pedaleando y vaya mala suerte, vamos hacia un precipicio cuesta abajo a toda velocidad. O nos tiramos o seguimos pedaleando hacia el barranco. Pues lo de tirarse de la bici era una opción... antes. Ahora estamos pedaleando en el aire como el Coyote cuando perseguía al Correcaminos. Pero no pasa nada, que podemos seguir pedaleando, fingiendo que vamos bien hasta que toquemos el suelo. Si no miras abajo, no hay problema. Pero aquí sigo, siendo impensable por la gran mayoría. "¡Ya harán algo!". A día de hoy podemos contar entre las grandes medidas adoptadas soplar muy fuerte para ver si la bicicleta vuelve hacia atrás y nos ahorramos el despeñarnos. Otros proponen que mejor giremos mucho mucho mucho el cuello para convencernos de que no es una grandísima caída sino un ascenso brutal. Pero desde una bici precipitándose lo único que se percibe es que el aire viene de abajo y no de frente, así que se puede vivir a espaldas de todo. Y mejor así, porque ya poco arreglo tiene. Soy tu lista de cosas impensables y solo venía a recordarte que sigo aquí.

Sí a los recortes

Todo el país alucinando por el subidón de tasas universitarias de hasta 540 € cuando deberíamos estar alucinando por la inmadurez del español medio. ¿Qué esperabais? ¿qué coño esperábais? ¿que el partido del Capital nos ampliara el Estado de Bienestar en un país quebrado desde La Coruña hasta Almería porque se lo han gastado todo en putas y en cocaína? ¿en qué cojones estaba pensando la gente que hoy se sorprende? ¡Habéis votado a un partido cuyo programa electoral era un puto folio en blanco! Como universitario no puedo estar a favor si lo pienso en frío, pero me gusta la medida. Me gusta porque es un latigazo más al soberbio español medio, que ni le hace falta leer un programa electoral para votar. De hecho, no le hace falta leer para nada. Vamos a aprender a votar llorando sangre, aunque no sirva de nada porque es un sistema corrupto. Voy a estar celebrando los latigazos hasta que la abuela que se sienta en la primera fila de bancas de la iglesia del pueblo más escondido se entere a base de dolor de que el Partido Popular y el Partido Socialista son peor que el cáncer. Que la gente se de cuenta de que ha estado equivocada. Yo voté una vez al PSOE, y me equivoqué y lo reconozco, y jamás volveré a hacerlo. Si la gente aún no tiene la humildad de reconocer su error es que todavía falta dolor. Estamos ya muy muy cerca de ver como el gracioso y pacífico 15-M se torna en una turba violenta que ya no tenga miedo a perder lo que ya no tiene. La Casta podrída y corrupta es psicópata: no sabe dónde está el límite de la gente porque no sabe interpretarla. Conseguirán encender la chispa de la manera más tonta y evitable, y empezaremos a ver las primeras muertes. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Se nos ha ido a todos la olla? Probablemente sí. Estamos tan anestesiados que sólo los recortes salvajes (y suicidas, por cierto) nos llevarán a identificar al enemigo. Por eso los apoyo. Sí a los recortes. Sí al dolor. Lo merecemos todo.